Aunque es totalmente necesaria, la sudoración aún puede estar estigmatizada, unirse a la sensación de suciedad e incomodar a muchas personas, sobre todo si es muy intensa y puede afectar al día a día. Pero más allá de la molestia de sudar, en algunos casos esto se vuelve una pesadilla, y no por su intensidad, como en la hiperhidrosis, sino porque existe una fobia, la fobia a sudar.
Desde Driosec, expertos en el control integral de la sudoración, os explicamos en qué consiste esta fobia, por qué puede originarse, sus efectos y cómo poder sobrellevarla.
¿Qué es la fobia a sudar?
De la unión de los vocablos griegos “bromos” (hedor, pestilencia), “hrydos” (agua, referencia al sudor) y “phobos” (miedo, temor) surge el término bromhidrosifobia. La bromhidrosifobia se define como el miedo al olor corporal producido por la sudoración, propia o ajena. No se trata de un rechazo o sentimiento de desagrado ni de una intranquilidad personal, sino que al considerarse una fobia esta cuenta con estas características:
- Se siente un temor irracional y desmedido.
- El estímulo fóbico se aprecia como algo peligroso o que compromete la integridad personal, pese a no serlo.
- Produce un alto nivel de ansiedad y una conducta evitativa.
¿Cuáles son sus síntomas?
Los síntomas de la fobia a sudar son los mismos que los de cualquier otra fobia, en que se genera ansiedad cada vez que se entra en contacto con el estímulo detonante. Podemos distinguirlos entre síntomas físicos, cognitivos y conductuales:
Síntomas físicos
- Taquicardia.
- Respiración acelerada.
- Sensación de asfixia.
- Mareos, náuseas, vómitos.
- Tensión muscular.
- Sudoración profusa, más intensa en casos de hiperhidrosis.
- Dolores estomacales.
- Cefalea.
Síntomas cognitivos
Cuando se sufre una fobia, se generan falsas creencias en torno al estímulo fóbico (el olor corporal, el sudor) como los efectos y la importancia del mismo en el entorno, y la forma de actuar respecto a él.
Síntomas conductuales
Como en todas las fobias, en que la persona afectada se siente en peligro y con un alto grado de angustia, aparecen comportamientos de evitación y de escape. En primer lugar, la persona con bromhidrosifobia, intentará evitar situaciones en que otros o ella misma puedan tener un olor desagradable o sudar (por ejemplo, ir al gimnasio, a bailar, estar bajo el sol) para no tener que enfrentar esta situación.
Si no ha sido posible evitar el encuentro con el estímulo que detona la fobia, la persona afectada sentirá la necesidad de escapar para sentirse segura.
Cabe destacar, que si la fobia es al propio olor o sudor, los síntomas se asociarán más a un Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC), en que el individuo puede presentar una conducta maníaca, con actuaciones repetitivas o rituales para evitar este problema.
La asociación del sudor o el mal olor corporal con el peligro o algo insoportablemente desagradable podría llegar a causar baja autoestima o aislamiento social.
¿Cuáles son las causas de la fobia a sudar?
Las fobias tienen su origen en la vivencia de una situación traumática, en que se relacionó el elemento fóbico con una gran intensidad emocional de aspecto negativo, aunque no se recuerde o se haya sido consciente de tal hecho.
La fobia a sudar y la hiperhidrosis
La fobia a sudar no suele ser muy frecuente ni conocida por el hecho de que no existen muchas situaciones en que se pueda manifestar esta aversión, sobretodo dependiendo del clima en que nos hallemos.
Sin embargo, para las personas con hiperhidrosis primaria, un trastorno orgánico que genera una sudoración excesiva sin asociación a otro trastorno sistémico, este hecho puede ser la orden del día y producir un círculo vicioso.
La sudoración excesiva puede condicionar fuertemente el día a día de las personas que la padecen, pudiendo causar problemas de autoestima, aislamiento o miedo a sufrir episodios de sudoración (que puede llegar a generar esta fobia).
Asimismo, esta intranquilidad o miedo de la persona afectada por fobia a sudar produce un estado ansioso en que se produce vasodilatación, que conlleva un mayor bombeo sanguíneo y por lo tanto más gasto de energía y aumento de la temperatura corporal. Ante este aumento de la temperatura corporal, el organismo responde activando el proceso de sudoración, generándose aún más tensión.
¿Cómo actuar en los casos de fobia a sudar?
Las fobias son un problema psicológico que pueden afectar gravemente a la salud mental y al día a día de las personas que las padecen. Por ello el tratamiento de esta fobia, como en los demás casos se divide en estos pasos:
- Reestructuración cognitiva: El psicólogo tendrá el objetivo de cambiar los pensamientos distorsionados o creencias falsas que presenta el afectado.
- Técnicas de exposición o desensibilización sistemática: Con el objetivo de intentar reducir la ansiedad y mostrar al paciente que su temor es desmedido y no corresponde a bases reales, se le expondrá de manera gradual al estímulo para desensibilizarlo.
Finalmente, en el caso de que se padezca hiperhidrosis, es importante que junto a la terapia psicológica se acuda a un dermatólogo para que puedan valorarse tratamientos con antitranspirantes, iontoforesis u otras opciones y se determinen pautas para el control de la sudoración, como el control de la dieta, ejercicio, la forma de vestir etc.
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Bibliografía
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