La menopausia es una etapa de la vida de la mujer en la que los cambios hormonales provocan cambios en el cuerpo y pueden aparecer diversos síntomas, o algunas afecciones o trastornos que se padecían con anterioridad aumentan. Un ejemplo es la hiperhidrosis en la menopausia.
Desde Driosec, expertos en control integral de la sudoración, os explicamos cómo la menopausia puede afectar a la hiperhidrosis y cómo actuar en el caso de padecerla.
¿Qué es la menopausia y qué es la hiperhidrosis?
La menopausia es un proceso biológico natural que marca el final de los ciclos menstruales debido a la bajada de los estrógenos. Se considera que se inicia y diagnostica cuando transcurre un año sin que se haya dado un período menstrual. La menopausia se da entre los 40 y los 55 años, siendo la edad media los 51.
La sudoración es un proceso natural del organismo mediante el cual se regula la temperatura corporal cuando ésta aumenta, por ejemplo, a causa de la elevada temperatura ambiente, por el ejercicio o por ciertos alimentos. En cambio, la hiperhidrosis, es un trastorno de las glándulas sudoríparas, las cuales presentan hiperactividad, por ello, se produce una sudoración inusualmente intensa. Dependiendo de sus causas, podemos hablar de hiperhidrosis primaria y de hiperhidrosis secundaria.
La hiperhidrosis primaria se produce cuando se da un exceso de sudoración sin ningún motivo aparente, es decir, no aparece como síntoma de una enfermedad subyacente. En estos casos, la hiperhidrosis es más apreciable durante el día, y en zonas localizadas.
La sudoración aumenta en estos casos de manera exagerada.
Por otra parte, la hiperhidrosis secundaria es aquella que aparece a causa de una enfermedad u otras causas patológicas como por toma de fármacos, etc. Se manifiesta sobre todo por las noches y afecta generalmente a todo el cuerpo.
¿Cómo afecta la menopausia a la hiperhidrosis?
Como hemos avanzado, antes y durante la menopausia se producen cambios en el cuerpo de la mujer que pueden manifestarse con ciertos síntomas.
Los síntomas más comunes de la menopausia son los siguientes:
- Sudoración nocturna.
- Sofocos, que consisten en una sensación súbita de calor en la cara, el tórax y otras zonas, que pueden sentirse muy calientes.
- Sequedad, irritación o secreción vaginal.
- Dolor durante las relaciones sexuales (dispareunia).
- Problemas de control de la vejiga, como necesidad de orinar frecuentemente, o tener pérdidas de orina.
- Infecciones de las vías urinarias.
- Osteoporosis, una afección en la cual los huesos se desmineralizan y tienen más probabilidades de fracturarse.
- Cambios en el estado de ánimo, depresión, irritabilidad.
- Problemas para dormir, por ejemplo, debido a los sofocos y a la sudoración nocturna que pueden dificultar el conciliar o mantener el sueño.
La hiperhidrosis primaria afecta en la misma proporción a hombres y mujeres. La menopausia puede causar sofocos y sudoración nocturna, es decir, hiperhidrosis secundaria, pero en el caso de las mujeres que anteriormente ya padecieran hiperhidrosis primaria, los efectos de la menopausia en esta condición serán más molestos.
Las personas con hiperhidrosis primaria pueden sudar ante muchas situaciones y de forma muy intensa. Esta sudoración que se da por el día, unida a los sofocos y la sudoración nocturna de la menopausia pueden ser incapacitantes, afectando al sueño y al estado emocional y social de la persona afectada.
¿Cómo podemos actuar si sufrimos hiperhidrosis en la menopausia?
Si se padece hiperhidrosis primaria con anterioridad a la menopausia es muy importante seguir con los buenos hábitos para controlar la sudoración, ya que también serán beneficiosos en esta etapa vital. Algunos son:
- Evitar hábitos que fomentan la sudoración, como el consumo de alimentos fritos, picantes, cafeína o alcohol. Tampoco es aconsejable fumar.
- Utilizar ropa ligera, transpirable, holgada y preferiblemente de colores claros. Ante cambios de temperatura, es preciso vestir a capas para ir quitando prendas en función de la temperatura.
- Mantener la temperatura ambiente fresca abriendo las ventanas, usando aire acondicionado o ventilador, especialmente antes de dormir.
- Tomar duchas frías, también antes de acostarse. También será recomendable dejar correr agua fría en las muñecas para refrescarse rápidamente.
- Reducir el estrés con técnicas como la respiración lenta y profunda, la meditación o el yoga, que ayudan a reducir los sofocos.
- Mantener un peso saludable, ya que los sofocos pueden ser más frecuentes e intensos en personas con sobrepeso u obesidad. Para ello, se deberá llevar a cabo una dieta equilibrada y ejercicio físico regular y moderado.
- Hacer uso de productos antitranspirantes para controlar la transpiración excesiva.
Ahora ya sabéis acerca de la hiperhidrosis en la menopausia. Si precisáis de mayor información sobre cómo controlar la sudoración y sus efectos, os recomendamos seguir los artículos de nuestro blog y os invitamos a conocer nuestra gama de productos antitranspirantes.
Bibliografía
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