Si bien siempre decimos que el sudor es necesario para nuestro organismo, la mayoría de personas incluye, en sus hábitos de higiene diaria, el uso de desodorantes y antitranspirantes para reducir la cantidad y el olor del sudor.
Uno de los componentes principales de los antitranspirantes son las sales de aluminio, muy efectivas en el control de la transpiración, si bien de un tiempo a esta parte, han surgido inquietudes respecto a su posible toxicidad.
Desde Driosec, expertos en el control integral de la sudoración, os explicamos por qué se incluyen las sales de aluminio en la composición de los antitranspirantes, qué hay de cierto en la creencia de que el aluminio cosmético es perjudicial para la salud, y qué antitranspirantes sin aluminio existen.
¿Por qué las sales de aluminio son tan utilizadas en los antitranspirantes?
En primer lugar es importante recordar las distintas funciones de un antitranspirante o de un desodorante. Los desodorantes, como su nombre indica, son sustancias que eliminan, previenen o enmascaran el mal olor producido por el sudor.
Por otra parte, los antitranspirantes, evitan la transpiración, penetrando en la piel y bloqueando temporalmente los conductos de las glándulas sudoríparas.
Las sales de aluminio suelen encontrarse en la lista de componentes de muchos productos antitranspirantes en las primeras posiciones, ya que pueden suponer hasta el 20% de la composición de estos.
Las sales de aluminio son los hidroxicloruros de aluminio y de circonio hidratados. Sus nombres INCI (la nomenclatura internacional de cosmética) son Aluminium chlorohydrate (clorhidrato de aluminio), el más común, y Aluminium zirconium pentachlorohydrate.
Estas sales, al combinarse con agua o una sustancia ácida como el sudor, se separan, dejando el ión aluminio (Al+3) aislado.
Este ión es muy soluble, lo que lo hace capaz de penetrar en la piel y proceder a bloquear la secreción del sudor.
¿Es cierto que las sales de aluminio son perjudiciales para la salud?
El uso de aluminio en antitranspirantes generó el rumor de que este elemento podría contribuir a la aparición de enfermedades como el cáncer de mama, el Alzheimer o el Autismo.
A pesar de que hasta el momento han sido muchos los estudios e investigaciones para tratar de confirmar estas hipótesis, no se han hallado evidencias concluyentes que relacionen el aluminio como una posible causa de estas afecciones.
Durante estos estudios, sin embargo, se comprobó que tan solo cerca del 0’012% del aluminio de estos productos puede atravesar la dermis, una cantidad mil veces inferior a lo que se consideraría peligroso.
Además, el único efecto negativo demostrado del aluminio es que puede aumentar la sensibilidad cutánea e irritar la piel. En algunos casos incluso puede causar picor, descamación, y empeoramiento de afecciones como la dermatitis, los eccemas o alergias. Por ello, no se recomienda su uso en pieles dañadas o sensibles.
Antitranspirantes sin aluminio: ¿Qué alternativas existen?
Aunque el aluminio es la opción más efectiva y no presenta efectos graves en la salud, cada vez se está otorgando más valor a la higiene natural.
Una alternativa a las sales de aluminio es la piedra de alumbre, un elemento que los romanos ya aplicaban en las axilas por sus propiedades bactericidas. La piedra de alumbre puede ser natural (Potasium alum, extraída de la bauxita) o sintética (Ammonium alum).
Este mineral, que se ha instaurado como la alternativa principal del aluminio, sin embargo, no es libre de él, ya que se trata de un sulfato doble de aluminio y potasio.
La piedra de alumbre tiene propiedades desodorantes, antibacterianas, astringentes y suavizantes, sin embargo, su eficacia antitranspirante es más limitada que la del aluminio.
Se trata de una alternativa ideal para aquellas personas con piel sensible y grados de sudoración bajos, ya que en casos de hiperhidrosis no tiene tanta capacidad antitranspirante.
Más allá de hacer uso de antitranspirantes sin aluminio, existen un conjunto de hábitos que nos pueden ser de ayuda para reducir la sudoración:
- Beber suficiente agua al día (mínimo 2 L)
- Realizar ejercicio físico moderado y regular.
- Utilizar prendas de ropa de tela natural y transpirable (lino, algodón…).
- Llevar una dieta equilibrada.
- Seguir hábitos de relajación.
Si queréis saber más acerca de cómo controlar la sudoración cuidando vuestra piel, os invitamos a seguir los artículos de nuestro blog y a conocer nuestra amplia gama de productos antitranspirantes.
Bibliografía
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