Cuando miramos a una persona elaboramos un juicio según lo que vemos en su rostro: si es una persona competitiva, feliz, si es simpática, fiel, etc.
¿Pero qué les pasa a las personas que sufren hiperhidrosis facial? ¿Hasta qué punto eres capaz de dejar que este sudor guie tu vida? ¿Lo puedes controlar? No estás solo ante este problema, en este post te informamos sobre cómo tratarla y algunos consejos para ayudar a controlarla.
Síntomas y diagnóstico
A través de una evaluación médica se hace un diagnóstico para diferenciar si el aumento de sudoración es provocado por algún medicamento (hiperhidrosis secundaria generalizada) o por una hiperactividad de las glándulas sudoríparas de causa desconocida lo que se conoce como hiperhidrosis primaria focal.
Si finalmente se trata de hiperhidrosis, se te realizará un test cualitativo, llamado Test de Minor, para saber qué zonas son las más propensas a sudar y en qué cantidad.
Tratamiento de la Hiperhidrosis facial
El tratamiento puede incluir antitranspirantes comunes, como sprays que te permiten vaporizar el producto por todo el cuerpo y ropa transmitiendo sensación de frescor, roll-on que humecta la zona con una solución de fácil secado, geles sobre todo para tratar aquellos casos de hiperhidrosis palmoplantar o toallitas que vienen impregnadas de la solución antitranspirante cuya aplicación puede ser en cualquier zona corporal.
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Si las soluciones antitranspirantes tópicas no funcionan, o son demasiado irritantes, puedes consultar a un especialista por las inyecciones de toxina botulínica. En la hiperhidrosis actúa inhibiendo la liberación de acetilcolina de las neuronas que informan a las glándulas ecrinas.
Otra de las opciones de tratamiento que puede recomendar el especialista, son los fármacos anticolinérgicos aunque, debido a sus efectos secundarios tales como la sequedad de boca, visión borrosa y estreñimiento, no suelen ser la mejor opción de tratamiento a largo plazo.
Consejos
Como medidas de precaución se recomienda proteger nuestra cara de factores externos como el sol, contaminación, tabaco y cosméticos que no se adapten a tu piel.
Disminuir el estrés
Prueba de olvidar lo que te está ocurriendo. Intenta pensar en todas las cosas buenas que te han pasado esta semana o alguna aspiración motivacional que tengas ese día para así evitar pensar que todos te están mirando (aunque la mayoría de las veces la única persona que se da cuenta que estás sudando eres tú mismo).
Ten presente lo siguiente: muchas veces la sudoración no se va si la combate sólo si la ignoras.
Evita las cremas grasas y lociones
Evita el uso de cremas y lociones a base de aceite, sobre todo en verano. Estos productos tienden a agravar el sudor y puedes sufrir de problemas de acné o infecciones ya que mezclados con sudor acaban generando una barrera que tapa los poros de la piel generando una piel más grasa y menos fresca. Lo mejor en tu caso es optar por aquellas cremas hidratantes hechas a base de agua e ingredientes naturales por las noches que es cuando tus glándulas sudoríparas están en reposo.
Eliminar el consumo de azúcar
El azúcar incrementa la actividad de tu metabolismo liberando un exceso de energía traducida finalmente en sudor. Te recomendamos que sustituyas los alimentos hipercalóricos por aquellos con alta concentración de dextrosa, fructosa y glucosa natural como por ejemplo la fruta.